En esta ciudad nació el filósofo Heráclito, apodado “el Oscuro”. Vivió entre los siglos VI y V a.C. Entre sus ruinas he recordado uno de sus más profundos y poéticos pensamientos:”Este cosmos, el mismo para todos, no lo hizo ningún Dios ni ningún hombre, sino que fue, es y será, fuego eterno viviente que se apaga y se enciende según medida“.
El único libro suyo que se conserva, realmente no es más que un conjunto de fragmentos, se titulaba De la naturaleza. Está dividido en tres discursos. A saber: Del Universo, De política y De Teología. Lo depositó en el templo de Diana, y lo escribió para que sólo lo entendieran los sabios y eruditos. De ahí que se le apodara el oscuro, porque muy pocos sabían lo que quería decir.
Según Diógenes Laercio, se cansó de sus conciudadanos, los efesios, y se retiró al monte. Allí vivía alimentándose de hierbas. Enfermó de hidropesía (exceso de líquido en su cuerpo) y volvió a la ciudad para que lo curaran los médicos. A éstos les preguntaba: -“¿Pueden de la lluvia hacer sequía?”. Pero la medicina de aquel tiempo no pudo hacer ese milagro, y él mismo lo intentó enterrándose en estiércol -pensó que éste podía sacarle la humedad de su cuerpo-. Fue, entonces, cuando unos perros se lo comieron. No lo reconocieron al estar cubierto de estiércol.
Otros pensamientos heraclitianos son:
“Que el fuego es elemento, y que todas sus vicisitudes o mutaciones se hacen por raridad y densidad”
“Que todas las cosas se hacen por contrariedad, y todas fluyen a manera de ríos”
“Que el universo es finito”
“Que el mundo es único, es producido del fuego y arde de nuevo de tiempo en tiempo…”
“No escuchándome a mí, sino a la razón, sabio es reconocer que todas las cosas son una”
“A todo hombre le es concedido conocerse a sí mismo y meditar sabiamente”
Y lo más bonito de su pensamiento: “Todo cambia, nada es”
Al igual que Tales y sus discípulos de Mileto, Heráclito fue responsable del nacimiento de la filosofía y de la ciencia.